Ya se ha renovado el gobierno y de ahí las expectativas. Sin embargo en los próximos doce meses continuaremos viviendo cambios políticos, económicos y comerciales, tanto en México como en el mundo e incluso en Estados Unidos. Aquí como en nuestro vecino seguiremos viendo -o mejor dicho, sufriendo- la división de grupos, de posicionamientos grupales entre demócratas y republicanos allá y aquí entre morenistas y opositores. Eso y más viviremos en el año que comienza.
En lugares como el nuestro, Mexicali, tendremos que redefinir el escenario del año pasado cuando por decreto se nos redujeron los impuestos definidos como federales (el IVA y el ISR), aumentos a los salarios locales pero definidos por instrucción federal (el doble en 2019 y ahora un nuevo ajuste), reacomodos en los precios de la energía eléctrica y la gasolina.
Pero como no alcanzan los recursos, se ha propuesto localmente, estatalmente, buscar nuevas fuentes de ingresos gubernamentales, lo cual afectaría no sólo a las empresas, comerciantes y emprendedores; también tarde que temprano se afecta la capacidad de compra y el ahorro. Espero, por eso, que la combinación de efectos para las empresas y personas no afecte la reactivación de las ventas y negocios comerciales y de servicios; tampoco que aumentos a los costos de producción y un aumento a los impuestos sobre la nómina obstruyan la contratación de más personas ni entorpezcan generar un círculo virtuoso de crecimiento y desarrollo.
Como decía al inicio, espero un año de certidumbre y que no perdamos la esperanza, que el gobierno nos abra la participación para reforzar y en otros casos reordenar las estructuras sociales y también, por qué no, las políticas. Evidente esto último porque no se disminuyen las presiones de la migración y de población flotante en requerimientos de salud, de trabajo y seguridad.
Pero hay más en lo que requeriremos certeza en este 2020. Por ejemplo en lo que se refiere a las políticas de comercio exterior y relaciones con el mundo; fundamental será tener ya la definición sobre el llamado T-MMEC, sobre la promoción para captar y retener inversiones productivas como las de las empresas IMMEX, para que podamos seguir aumentando la capacitación y la productividad, para ayudar a sustituir importaciones temporales y para por supuesto, emprender la desregulación administrativa a que están sometidas las empresas.
Inicia un año e insisto en decir lo que en otras ocasiones he expresado: la industria en la que me desempeño, la de manufactura global, es la que mueve a nuestra ciudad, a nuestro estado y a nuestro país; son nuestras empresas las que impulsan el desarrollo de diversos municipios como Mexicali, de decenas de ciudades y seguramente de más de veinte estados. Por eso, debemos seguir defendiendo su seguridad jurídica y su competitividad.
Por: Salvador Maese Barraza
Consejero y Tesorero Nacional
de Index, además de Director
de Recursos Humanos para
LatinAmérica en Newell
Brands



