Entrevista
Desde abril de 2015, Ana López Mestre es Vicepresidenta Ejecutiva y Directora General de American Chamber of Mexico (responsables de generar el 21% del PIB nacional con 8.5 millones de empleos directos e indirectos), además es integrante del Consejo de la Asociación de Cámaras Americanas en América Latina y el Caribe y mentora del Programa de Liderazgo de Mujeres Ejecutivas. En 2020 fue reconocida como una de las 100 mujeres más poderosas en México por la Revista Expansión y la Revista Forbes, y recibió el distintivo como Excepcional Women of Excellence por Women Economic Forum Iberoamérica. Es promotora de un mejor ambiente de negocios, innovación, desarrollo tecnológico, inclusión en el espacio laboral y desarrollo de talento.
Ana, te agradecemos por compartirnos tu tiempo y tu sabiduría con nosotros y nuestros lectores de Potencial Humano.
Ahora, lo que ha sucedido en estos últimos tiempos ha generado cambios que no tienen marcha atrás y deben estar presentes en los planes estratégicos emergentes e inmediatos de las empresas. El punto es: hay quienes todavía no se dan cuenta de que no habrá un regreso a la normalidad, y aquellos que no se adapten sabemos que estarán condenados a la extinción, y esto es para todos los que integramos a la sociedad y en todos los niveles. Yo veo esto como una suerte de renacimiento donde todo lo nuevo, lo revalorado y reconfigurado, brillará por luz propia.
Desde tu punto de vista, en este entorno inesperado como comunidad empresarial y como país, ¿cuál es tu diagnóstico, tu proyección, y qué se necesita para seguir adelante y no estancarse?
Gracias por este espacio, me entusiasma mucho que podamos platicar porque los temas de capital humano y de desarrollo de talento son también muy importantes en la agenda de AmCham.
Coincido contigo en que hay muchas cosas que cambiaron, pero también creo que el cambio es una constante, lo que hizo la pandemia fue acelerar los temas. En varios de los foros en los que platicamos en AmCham, al tratar de entender un poco la situación de cada empresa, lo que muchos nos decían es que la pandemia —nos obligó y nos ayudó a concretar muchas cosas—, digamos que iniciativas en el tintero y a las que no dábamos la importancia suficiente en su momento, se hicieron porque ya no eran una opción, y esta capacidad es parte de nuestra adaptación y evolución. Tomar acciones rápidas, ser una organización o una empresa flexible, es lo que te va a permitir mantenerte vigente y relevante, darles valor a todos tus integrantes y no únicamente a tus clientes. En este punto hay un grupo que es muy importante: el talento interno. Creo que hoy es el gran diferenciador para que las empresas y las organizaciones crezcan y sean competitivas a largo plazo. Es necesario tener claro que parte importante de la estrategia del negocio y de la organización es atraer, desarrollar y retener a sus talentos. Es el elemento clave del que me preguntabas, pienso que necesitamos entender la manera en la que cada organización capta y mantiene a su mejor talento porque eso es lo que te va a permitir ser relevante con el tiempo. Otro factor importante es la flexibilidad que tengan las empresas de adaptarse continuamente, porque ahorita es esto, pero seguramente luego habrá más contratiempos, y es un hecho que hay organizaciones más ágiles que otras. En este mismo sentido, una parte que me gusta mucho de lo que hacemos en AmCham es contribuir, compartir y permear con mejores prácticas.
Es una situación sin precedentes en la que nadie teníamos suficiente visibilidad, en este sentido, los espacios de diálogo como los de AmCham para compartir mejores prácticas, alternativas e ideas, se vuelven fundamentales. Todos necesitamos una red más allá de tu propio negocio y generar aliados que te ayuden a ser más eficiente e identificar oportunidades para el fortalecimiento de una empresa.
¿Qué les sugieres a las organizaciones que se sienten con una capacitación insuficiente para adaptarse a este nuevo entorno? Y ustedes, ¿cómo apoyan a sus miembros en esta misma línea?
Algo de lo que hemos hablado mucho en estos meses es de la importancia y la responsabilidad de cada uno de seguirnos preparando sin importar el tamaño de la empresa o el puesto que desempeñemos. Hay que hacernos responsables de nuestro crecimiento por cuenta propia. En AmCham, si bien representamos a empresas muy grandes, también tenemos en nuestra membresía a pequeñas y medianas empresas, y parte del valor es justamente el intercambio para ayudar a que las buenas prácticas se implementen en empresas más pequeñas que no necesariamente tienen una estructura o acceso a tanta información, o digamos una línea corporativa más definida. En estos últimos meses, con el apoyo de muchas de nuestras empresas, hicimos un toolkit para pymes, donde las empresas grandes pueden aterrizar y compartir las experiencias exitosas, para que otras más pequeñas las implementen a la escala de su propio negocio.
Para ustedes como organismo, ¿cómo ha sido la maniobra de urgencia y qué factores han sido característicos?
En estos meses la cámara se ha vuelto un referente muy importante porque todas las empresas se vieron en un punto de muy poca visibilidad hacia el corto plazo y tuvimos que tomar muchas decisiones, la cámara hizo un acompañamiento muy dinámico en todos los sentidos; la definición de las actividades esenciales que se vio al principio de la pandemia, buscar que hubiera una homologación con las cadenas de suministros de Estados Unidos (porque de ellas dependen un montón de pequeñas y medianas empresas), también la parte regulatoria, para ayudar a que todas las empresas conocieran y tuvieran claridad de lo que tenían que cumplir (ya que en un principio no había claridad al respecto).
El acompañamiento del análisis económico fue a mi parecer muy importante, hicimos sesiones semanales muy fructíferas que ayudaron a los integrantes a tomar decisiones para tratar de adaptarse a las circunstancias actuales. La prioridad de AmCham, en primer lugar, la salud de los colaboradores, y, en segundo, la continuidad del negocio.
La comunicación y compartir información en aspectos económicos generó mucho valor. Y bueno, la verdad es que en esa parte hemos dado el salto a la tecnología y hemos conectado con muchos más de nuestros socios para hablar de temas de talento, salud, finanzas, y de otros temas por los que están pasando las empresas.
Ya tienes 5 años en la cámara, ¿cuál es el siguiente paso desde tu perspectiva? ¿Qué sigue? Tomando en cuenta el bache por el que pasamos y que esperamos termine pronto.
Estamos hablando de una organización que tiene 104 años en México, y me parece admirable que la cámara haya tenido la capacidad de representar a la inversión americana en México, que como sabes históricamente es el 50% de la inversión extranjera directa. Es un sector muy importante con una cultura de negocios que aporta buenas prácticas y genera 2 millones y medio de empleos formales directos. Entonces, tenemos principios muy claros, nuestro ADN es el mismo de siempre, que opera para contribuir y facilitar para que sea aún más dinámico el intercambio de negocios entre México y Estados Unidos. Queremos seguir ayudando a que México se consolide como un socio genuinamente atractivo, competitivo, confiable y estratégico particularmente con Estados Unidos (que es nuestro principal socio comercial), pero eso le da también el potencial a nuestro país de competir globalmente desde la región norteamericana. Yo creo que ese es el ADN de AmCham y eso es lo que va a seguir en el tiempo, el cómo lo hagamos es algo que seguirá cambiando todos los días. Porque no solo AmCham ha cambiado, también nuestros socios se han dinamizado. Entonces, lo que veo es una cámara que se renueva constantemente y que tiene la capacidad de detectar qué genera valor para los negocios en ese momento.
En un aspecto un poco más personal, ¿podrías compartirnos algún momento en el que se haya detonado ese potencial humano de Ana López Mestre? Algo que haya sido un parteaguas en tu vida y que haya definido el camino que tomaste hasta el día de hoy.
Definitivamente diría que mi llegada a AmCham. Fue una oportunidad increíble y algo que me hizo verlo con mucha emoción: cuando llegué me sorprendió mucho recibir llamadas, sobretodo de mujeres, para darme la bienvenida, para decirme que les daba mucho gusto que yo estuviera en esta posición, personas que sí conocía y otras que no, agradecí mucho que se tomaran el tiempo de buscarme y felicitarme. Y pasó lo mismo en el equipo cuando llegué y empecé a tener pláticas uno a uno; en ese momento me di cuenta del potencial que tenía esta institución, entonces creo que sería ese momento.
¿Cuál era tu sueño cuando eras niña, con qué soñaba Ana cuando decía “cuando sea grande voy a ser”?
De lo único que me acuerdo que me parecía buena idea era ser aeromoza, me enloquecía esa idea, verlas siempre arregladas, súper sonrientes, y además pensar en que todo el tiempo viajan, pensaba que era una maravilla, y la verdad es que ahora reconozco que también, es un trabajo durísimo, estar todo el tiempo parada, viajas, pero te regresas al día siguiente—, entonces se me quitó un poco esa ilusión. Más bien fue sobre la marcha al analizar oportunidades y abrir alternativas. Me hubiera encantado tener una mejor visibilidad de las posibilidades de todo lo que cualquier persona puede hacer cuando empiezas a elegir el qué quieres estudiar, a qué te quieres dedicar. A mí me pasó de una manera muy bonita, pues se fue construyendo sobre el camino dependiendo de cada experiencia en la que pude estar.
¿Qué es lo que más disfrutas de la vida? Me considero muy afortunada, disfruto enormemente mi trabajo y disfruto el equilibrio que tengo para poder hacer otras cosas. Viajar es algo que me entusiasma, me permite abrir perspectivas; conocer nuevos lugares, conocer cómo se ve el mundo desde otro lado, lo que es importante o no para la gente en otra circunstancia. Me gusta mucho comer, me gusta mucho pasar tiempo con gente que quiero, tener conversaciones que me divierten y que me enriquecen, esto último es algo que añoro de estos meses. También me gusta mucho correr, es un deporte que me gusta mucho cómo me hace sentir.
¿Ustedes ya tienen un cálculo aproximado para un regreso a las actividades “normales”, o están esperando alinearse con la información oficial?
Desde luego que el parámetro de los criterios oficiales es importante, hemos hecho mapas internos demográficos de cuáles serían las posibilidades de un regreso escalonado (un tema flexible), la verdad es que hemos podido trabajar todos muy bien desde casa. AmCham es un equipo que se puso la camiseta donde todos aprendimos cosas nuevas muy rápido, entonces, por el tipo de operación que tenemos no ha habido trabas, salvo por los eventos —que son un espacio importante que le permite a los socios tener conversaciones sobre sus experiencias, aprender de otros y hacer negocios—. Hemos ido aprendiendo y buscando alternativas para poder mantener esta actividad, pero al nivel de la operación, estamos todos en casa para dar prioridad a que nuestro equipo esté protegido y seguro. Y por ejemplo, tenemos el programa de mentoría Executive Women Development Program, el cual es teórico-práctico y cumplió cinco ediciones el año pasado, está diseñado para que mujeres ejecutivas detonen el potencial de liderazgo dentro de sus propias empresas, y fue la primera vez que lo hicimos de manera virtual (al igual que las mentorías con algún CEO de otra empresa), y nos dimos cuenta que fue exitoso, es el año en el que más participación de empresas hemos tenido. Así, aprendemos que hay alternativas eficientes y, sobretodo, que hay compromiso de parte de los socios.
Sobre todo, el compromiso de ambas partes que es la confianza y la responsabilidad para hacer lo que tienes que hacer, porque si alguna de esas dos falla sería caótico, por un lado tenemos que confiar en los que trabajan en nuestro alrededor como equipo y por otro lado ser suficientemente responsables de aterrizar todo lo que está en nuestras manos y lo que está coordinado con nuestros equipos. Entonces, ahí está el reto y la sorpresa, porque, aunque estamos alejados de alguna manera, nos estamos acercando más que nunca, tecnológicamente cerca pero físicamente distanciados.
¿Cómo ha sido para ti el trabajo a distancia?
AmCham es un grupo pequeño, somos 60 personas a nivel nacional. Tenemos un capítulo en Guadalajara y otro en Monterrey, y sí, hace muchos meses que no nos vemos (casi un año), pero el simple hecho de estar conectados desde casa, creo con eso nos hemos conocido más. Porque finalmente compartes un espacio que es muy personal, y ha sido una experiencia enriquecedora como equipo. Hablando de confianza, a mí me da gusto que los cinco años que llevo trabajando en AmCham, hayamos hecho esfuerzos importantes por la capacitación del equipo —y eso se nota—. Descubrimos que invertir en hacer equipo, en la confianza y en mejorar la comunicación, es fortalecedor para la organización.
Antes de que empezara la pandemia hicimos un proceso con Great Culture to Innovate y AmCham fue la segunda organización en obtener esta certificación, me enorgullece tenerla, pero en realidad lo que más aprendí fue durante el proceso de diagnóstico, el cual tiene mucho que ver en cómo está compuesto el equipo y la toma de decisiones en una organización.
Sobre el crecimiento de la cámara, ¿cómo ha sido en los últimos dos años, hay un incremento de la industria que participa en ella?
Sí, definitivamente cada vez tenemos más la capacidad de atraer sobre todo a nuevas empresas, a nuevas industrias, a nuevos sectores, a empresas más jóvenes, a empresas más dinámicas. El reto para AmCham es justamente transmitir el valor de que seas parte de una organización, todas las organizacio nes empresariales tenemos ese reto de ser muy claros en por qué es relevante para tu negocio que seas parte de esta comunidad y qué podemos aportarte a ti, y qué puedes obtener tú de la cámara al formar parte de una red.
Este año fue un año muy complicado en términos de presupuesto y cautela para muchas empresas, pero en contraparte y de manera grata, uno de nuestros socios grandes que salió por tema de decisiones corporativas, nos dijo que ya estaban listos para regresar a la cámara. Me da gusto que la cámara pueda ser un mecanismo adicional para todo el equipo, porque además de que la oferta de valor de AmCham está pensada para que una empresa partícipe, también puede beneficiarse el equipo de capital humano, el equipo de finanzas, el de relaciones con gobierno y en general, es una herramienta para todos.
¿Qué les dirías a las personas que todavía no están en tu cámara pero que tienen posibilidades de hacerlo, cuál sería la promesa para poder ser parte de la cámara?
Les diría que se den la oportunidad de conocer lo que AmCham ofrece. Yo creo que el gran valor de estar en la cámara es contar con un espacio en el que podemos ayudarlos a crecer como organización, interna y externamente. Es un espacio de intercambio muy importante de relaciones de negocios y de mejores prácticas, siendo los temas organizacionales son comunes.
Entonces, creo que es importante saber trabajar en equipo y hacer aliados. AmCham es una cámara muy propositiva en términos de ser parte de la solución a los obstáculos que tienen las empresas en México para poder operar y ser más exitosas y crecer, y eso es lo que te da valor a ti, para tu negocio.
Algo que es muy valioso para las empresas de estar en AmCham, es que también es una manera permanente de ayudar a desarrollar a tus colaboradores, de que tus colaboradores estén al día con información que les va a servir. En temas de capacitación, hacemos unas masters class increíbles, por ejemplo, el Executive Women Development Program ayuda a integrar al talento femenino a las empresas, y pienso que eso tiene un valor muy tangible —que te puedes llevar—.
¿Quién se encarga de organizar todos estos cursos y seminarios de capacitación, es acaso un equipo interno que tú manejas?
Sí, pero también en gran medida lo podemos hacer con la experiencia de nuestros socios. Lo que tratamos de hacer es generar contenido y espacios de diálogo, esto, a partir de cada una de nuestras empresas que son expertas en los temas.
En este momento, ¿cuál es el reto inmediato? Con este entorno de pandemia sabemos las limitaciones obvias de distanciamiento, pero ¿cuál es el reto principal que enfrentan las empresas de la cámara en este momento?
Yo creo que la continuidad del negocio es el principal reto que tienen hoy las empresas, cada una dependiendo del sector tiene las propias, pero el común denominador es ese. A partir de eso hay muchos cambios que son relevantes y que estamos al tanto. Para nosotros el tema de la implementación oportuna y eficiente del T-MEC es clave, por eso participamos activamente con la Secretaría de Economía. El tema de reactivar y profundizar la relación con Estados Unidos también es muy importante porque abre muchas oportunidades y es otro eje.
En el tema local pues todo lo que contribuya al tema de la confianza, lo que nosotros transmitimos es que nuestras empresas compiten para atraer inversión y proyectos a México, y tienen que competir con otros destinos y con otros países. Entonces, debemos asegurarnos de que México sea un destino atractivo, y para eso es fundamental mandar mensajes de confianza que sean consistentes y claros.
Y al respecto de esa confianza como país, ¿cómo se sienten ustedes como cámara con las acciones recientes que está implementando el gobierno, les apoyan, les aportan? ¿Cómo te sientes con respecto a ese acompañamiento gubernamental en este proceso de crecimiento?
AmCham es una cámara muy propositiva desde el inicio de esta administración, y desde antes tuvimos oportunidad de sentarnos con todos los actores clave y lo que dijimos es: “en esta mesa lo que vas a encontrar es un grupo muy importante de aliados en tu agenda”. Porque son empresas que generan empleo, que traen innovación, que invierten en tecnología —y algo muy importante— que desarrollan talento mexicano. Otro elemento muy valioso es la agenda de cumplimiento y combate a la corrupción, en ese sentido AmCham es el mejor aliado de este gobierno, y a partir de eso hemos encontrado interlocutores que nos permiten contribuir con experiencia, información, con propuestas importantes para el sector privado; que en este momento es más importante que nunca asegurarnos de que las empresas puedan operar, crecer, mantener los empleos, tener más inversión y ser más competitivas.
Claro, ¿algún mensaje que quieras darle a nuestro lector que tal vez se quedó sin trabajo, o que quiere reinventarse, o que quisiera reparar de alguna forma la brecha económica que está dejando este fenómeno… qué les dirías a esas personas que pasan por eso actualmente?
Desde luego: estamos en momentos muy difíciles y eso no es un tema exclusivo de México. Juega un papel muy importante el seguirnos preparando. Algo que he visto son las opciones al alcance de todos para aprender algo nuevo, entonces, lo que hacíamos ya cambió o por el momento no es viable, pero siempre está la posibilidad de aprender y hacer otras cosas y buscar alternativas, y desde luego, la responsabilidad de todos los sectores de seguir contribuyendo y ser conscientes para ayudar y cooperar a una integración y reactivación.
Así es, tenemos que re-aprender desde cuáles son las prioridades en este momento hasta la importancia de nuestra responsabilidad, de nuestra comunicación y calidez con nuestros equipos y otras cosas que antes pudieron pasar desapercibidas. Todo lo que tiene que ver con la empatía y la compasión, porque sin esto es difícil entender a los que están afuera.
Definitivamente, y yo espero que esta experiencia nos haga más conscientes, más humanos, más empáticos, más comprometidos y más responsables.
Ha sido un placer tenerte con nosotros, Ana.
Entrevista por Sergio Bignardi.



