¡Que no te atrape!
Artículo por: Revista Potencial Humano
El síndrome de Burnout o de “el trabajador quemado”, es llamado así debido a que hace referencia al cansancio, agotamiento físico, mental y por supuesto, al estrés de los trabajadores, obligándolos a perder el interés y las ganas de realizar sus tareas laborales.
La aparición del síndrome de desgaste profesional no es un tema nuevo en el área laboral, pues dentro de la historia muchos investigadores se han dedicado a analizarlo. Pero fue hasta 1969 cuando por primera vez lo analizó H. B. Bradley, catalogándolo como un fenómeno psicosocial, lo determinó así después de que se presentó en un grupo de oficiales de policía, este hecho sirvió para que lo llamara “Staff Burnout”.
Durante los siguientes años se fueron afinando y modificando los conceptos que existían sobre este síndrome, empleando nuevas ideas y propuestas hasta que, en 1981 las autoras Maslach y Jackson aportaron el concepto que hasta ahora se utiliza para llamar a este trastorno, dentro de sus investigaciones hacen mención del agotamiento emocional, la despersonalización y la falta de realización personal como puntos característicos de quienes lo padecen.
En el año 2000 la Organización Mundial de la Salud (OMS), la integró como un factor de riesgo laboral tal y como lo es también el riesgo físico, biológico, químico, ergonómico, psicosocial, mecánico y ambiental. Posicionando en el cuarto lugar a México donde predomina con un 4.2 a nivel Latinoamérica, considerando que en algunos años más México alcanzará el 35.5%.
A pesar de que es un factor de riesgo laboral, según la Clasificación Internacional de Enfermedades, este síndrome no es considerado como una enfermedad.
Pero el problema es más que eso, ya que las personas que padecen el síndrome de Burnout, pueden llegar al punto de dar un servicio deficiente al cliente, sus funciones se volverán inoperables y comenzarán a inclinarse más por el ausentismo, exponiendo a la empresa para la que trabaja a evidentes pérdidas económicas y fallas en sus metas.
El detonador que resulta ser la pieza clave para desatar dicho síndrome, y que ha sido identificado por muchos especialistas, es la respuesta incorrecta al estrés crónico que sufre un individuo en su entorno laboral.
No existe un factor específico que lo ocasione, pues se considera que es consecuencia de varias causas que surgen en el ámbito laboral tal y como lo es la carga de trabajo, los conflictos en el mismo, realizar un trabajo que no satisfaga sus necesidades, tener un trabajo que demande mucha energía y aislamiento social, pero especialmente que el trabajo que se realiza cause un desequilibrio entre la vida laboral, social y familiar.
Todos estos síntomas van acompañados de un fuerte sentimiento de impotencia desde el primer momento que comienza su día, sintiendo cansancio en exceso, haciendo que todo aquello que los hacía felices ya no cumpla su objetivo, perdiendo por completo su capacidad de disfrutar.
Las personas que resultan más vulnerables a padecer este síndrome, son los trabajadores que tienen una interacción de tipo empleado-cliente. Estos trabajadores se caracterizan por ser personas muy comprometidas en el área laboral, por su buen desempeño y por tener expectativas muy altas para conseguir las metas que se proponen, pero desafortunadamente como resultado de ese insistente esfuerzo es que se comienza a desarrollar un estrés constante y por consecuencia se genera una sobrecarga laboral.
Algunas de las investigaciones realizadas, apuntan a que el género que se ve más afectado es el de las mujeres, pues predomina más en ellas que en los hombres. Si bien se sabe existen muchas causas que provocan este síndrome, también existen varios tipos de tratamientos para eliminarlo.
Uno de los tratamientos más efectivos y que se recomienda es, recibir apoyo por parte de los familiares, amigos y compañeros de trabajo, esto sin duda ayudará a superar el Burnout. Por supuesto este apoyo debe ir acompañado de la ayuda profesional como algunas terapias psicológicas.
Es necesario identificar las causas que están provocando esos cambios; hablar con el jefe o jefa directo resultaría ser una buena opción pues es importante que sepa lo que están sintiendo en ese momento y así les pueda ayudar en cuestiones laborales en caso de que sea posible, probablemente él o ella tienen las respuestas a las dudas.
Evaluar lo que se tiene en el empleo es de suma importancia para que se pueda tomar una decisión sobre si vale la pena seguir ahí o es mejor cambiar de trabajo, por el bienestar de uno mismo y por el de los demás.
Es importante estar alertas con la presencia de alguno de estos síntomas, y que a la mínima señal de cambios se intervenga y se comiencen a tomar medidas para evitar que se genere dicho síndrome. Hay que valorar tener un empleo que no transmita estrés, y apostar por tener una vida y empleo sanos y libres del estrés que rebase nuestra tolerancia.