Los espacios y los tiempos que vivimos, ¿serán compatibles para regresar a ser funcionales y dinámicos?
Artículo por: Revista Potencial Humano
La entrada principal al edificio del WTC en la bella Ciudad de México no se parece en nada a la que todos conocemos. Es mitad de semana y el ambiente se asemeja a un domingo cualquiera, pero no lo es. Al llegar, a pesar de saber en qué contexto nos encontramos, no deja de asombrarme el verlo así —casi vacío—. Será que es porque no había pisado este edificio hace algunos meses. Será porque quiero pensar que esta pandemia no existe. Será que es que quiero verlo lleno de vida nuevamente. Es fin de año y parece que no tiene fecha de vuelta nuestra antigua normalidad.
Dentro de los efectos y cambios que esta pandemia ha provocado, noto también que se encuentra el desuso de los espacios de colaboración laboral que, hasta antes de ella, estaban en pleno ascenso. En aquel momento, por ejemplo, pudimos ver como WeWork, empresa especialista en este tema, plantaba en la CDMX espacios para que las empresas mudaran su forma de trabajar a esta nueva e innovadora dinámica.
Esta forma de trabajo colectivo se vio interrumpida por la llegada del COVID-19. Por obligación, este modelo visionario enfocado en desarrollar una cultura laboral emprendedora, tuvo que detenerse. Ese puente que se creó para que la creatividad y las conexiones entre trabajadores fueran más activas y cercanas, está tambaleándose. Sin embargo, estoy convencido de que volverá a retomar fuerza y resurgirá; porque el mundo no será jamás igual y el trabajo como lo conocimos anteriormente ya pasó a otro nivel. Las medidas que buscan salvaguardar la salud de los colaboradores están presentes en las empresas, y estos espacios de colaboración no son la excepción.
Al escuchar a varios expertos en el tema me queda claro que el cambio del mundo laboral llegó para quedarse. Estos espacios de coworking volverán a ser opción, ya que, a raíz de la pandemia, la digitalización y el mismo uso de todas las herramientas colaborativas han catapultado los procesos vía remota. Muchas empresas se dieron cuenta de que pueden prescindir de los espacios de trabajo como los conocíamos (oficinas tradicionales), para sustituirlos con espacios coworking. Aunque la tecnología esté presente, siempre será necesario el contacto personal. Ahora usaremos estos espacios para trabajar un par de días a la semana. El porcentaje de nuestro tiempo laboral será inverso, probablemente realicemos home office un 90% y utilicemos el espacio de coworking un 10%. Para muchos, el coworking es ya, o será próximamente, la opción más utilizada después del home office.
Ahora bien, hay que ser conscientes de lo que representa esta forma de trabajo. Las organizaciones deben romper con el paradigma de los horarios de trabajo y saber que los resultados están por encima de los horarios. Lograr los objetivos es la principal meta. Por su parte, los colaboradores deben planificar para administrar su tiempo, conseguir ser productivos y realizar un trabajo de calidad. Romper este paradigma es obligatorio, porque si las empresas quieren que los horarios de trabajo sean los mismos que se tenían antes de esta pandemia, estarán cayendo en prácticas obsoletas ya que, la práctica y dinámica cambiaron y son otras totalmente diferentes. Cuando los colaboradores utilicen el espacio destinado para el coworking, tendrán reglas más claras, ya que hay horarios y días específicos para su uso. En este punto no hay demasiadas variables, pero en donde sí las hay, es en el trabajo desde casa.
Trabajar desde casa comprende otra dinámica muy diferente. El home office llegó y se va quedar permanentemente. Las empresas deben buscar proveer de nuevas habilidades a sus colaboradores para procurar el éxito. Es una obligación fomentar y fortalecer habilidades como: pensamiento crítico, creatividad, dinamismo, comunicación, resolución de problemas (y otras dos que han retomado mucha importancia últimamente), resiliencia e inteligencia emocional.
El futuro nos alcanzó, posiblemente nos rebasó. Todo llega y como cualquier aspecto de la vida, viene acompañado de consecuencias positivas y negativas. Hay que engranarlas, moldearlas y adaptarlas para lograr que cada organización encuentre el éxito. Considero que cada empresa debe ponderar qué acciones tienen más peso dentro de su ámbito y de sus procesos, pero de igual manera, estoy seguro que las siguientes acciones ayudarán para agilizar la comunicación y los procesos y, por ende, los resultados.
Separar vida laboral y vida personal
Es bien complicado, porque nuestra casa se ha convertido en todo: casa, oficina, gimnasio, escuela y en un sinfín de lugares más. Pero crear este hábito, hará que nuestros días tengan estructura para realizar las actividades en tiempo y forma. Hay que hacer una lista de tareas, separarlas y revisar los deadlines. Esto nos asegurará la entrega y realización de cada actividad en la fecha establecida. Administrar tu tiempo y distribuirlo estratégicamente hará que tus días fluyan.
Conocer tus tiempos más productivos
Ser capaces de analizar en qué momentos debemos realizar determinados trabajos. Encontrar aquellos en los que tenemos mayor concentración, pues son en estos en los que podemos ser más productivos. Lo que debe prevalecer jerárquicamente es el resultado por encima del tiempo laboral.
Contar con un inicio y cierre de tu jornada laboral
Seguramente nuestra estabilidad emocional nos agradecerá este punto. Debemos programar nuestro cerebro para que distinga en qué momento empiezo a trabajar y en qué momento termino. Para ayudarnos, podemos realizar distintas acciones, desde limpiar nuestro lugar de trabajo designado hasta guardar por completo en algún espacio todas nuestras herramientas. Lo importante es darle una señal al cerebro para desprogramarlo o programarlo.
Estas medidas nos ayudarán porque nos proveen de una metodología. Comenzar con estas acciones generará una enorme diferencia en nuestra productividad.
Cada uno desde su posición debe asumir que todo cambió. Hay que tomar el control de nuestras actividades, y crear nuevas rutinas y hábitos para encontrar nuestra mejor versión dentro de esta nueva realidad. Es indudable que la pandemia aceleró la transformación de las organizaciones y de los individuos. Con nuevos retos hay nuevas oportunidades, y para aprovecharlas, nos toca aprender a vivir lo mejor posible de una nueva manera a partir de ya.