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El emprendimiento de la mujer mamá en tiempos actuales

Un rol que trasciende cualquier límite

El rol de la mujer en la sociedad mexicana logró transformarse en los últimos años. Lejos de la figura sumisa del pasado, hoy en día el género femenino trasciende cualquier límite. Y en este contexto la mujer que es madre no se queda atrás, sino que se posiciona como una figura de emprendimiento y desarrollo personal y colectivo.

La maternidad hoy en día

La figura de la mujer en las sociedades actuales ha cambiado radicalmente respecto a siglos pasados. Desde cómo se relacionaban con la sociedad, hasta su rol dentro del desarrollo familiar siendo madres, encontramos una gran transformación que permite estudiar y entender cuál es su posición actual.

Es así como vemos que el género femenino ha logrado ganar posicionamiento en el ámbito laboral, político y administrativo dentro de la sociedad, pero todo ello respondiendo aún a la figura de la maternidad. Las mujeres estudian, trabajan y lideran, pero sin perder el norte de la crianza de sus hijos, por ejemplo.

Asumir esta realidad no es una tarea sencilla. Por supuesto, las mujeres no solo deben enfrentarse a una sociedad que continúa siendo mayormente machista y que está normada bajo conceptos y prácticas patriarcales, sino que además deben poner a la par tanto su propio desarrollo como persona como el rol que asumen al ser madres.

¿Y es la sociedad latinoamericana realmente patriarcal? Sí en concepto, mas no la praxis. Somos testigos de la alarmante cantidad de casos a lo largo de todo el continente en los que los padres se desentienden de su rol, de su responsabilidad en la crianza de los hijos, de su participación dentro del seno familiar. Cosa que no ocurre con la madre, quien suele mantenerse firme en la crianza de sus hijos en ocasiones sola o con muy poca ayuda de su contraparte masculina.

Hablar de maternidad en los tiempos actuales es, sin duda, destacar la gran suma de posiciones que debe cubrir la mujer no solo como profesional o trabajadora, sino como madre.

Sobre este gran desafío, Cecilia Durán Mena comenta en su columna para Forbes México que: “Las madres que trabajan se enfrentan al desafío de cruzar el umbral del hogar y dejar a sus hijos para ir a desempeñar una labor. En el camino al trabajo, en la oficina, en el desarrollo de su actividad profesional se quedan preocupadas y sienten un gran remordimiento al salir de casa”.

Desafíos económicos de las familias

Si hubiésemos planteado este tema hace 1 año, sin dudas este tendría un enfoque distinto. Hablar hoy en día de los desafíos económicos de las familias es mencionar inevitablemente los cambios socioeconómicos que vive el mundo a raíz de la pandemia de COVID-19.

Pérdida de trabajos, reducción de horas en la jornada laboral y disminución de nuevos espacios de empleo son algunos de los factores que están afectando actualmente a las sociedades de todo el mundo. Si bien la pandemia parece que seguirá cediendo con la implementación de las vacunas, aún se habla de al menos un año más para que se pueda retomar el curso laboral y surjan nuevas oportunidades de trabajo. En este contexto la figura de las mujeres que son madres vuelve a tomar relevancia. Continuar con sus funciones laborales a la par de brindar apoyo en el ámbito educativo de sus hijos —quienes pasaron a educarse a través de medios virtuales—, son solo un ejemplo que se planteó a raíz de la pandemia.

Los desafíos económicos de la familia mexicana se debaten entre la reestructuración social y convergente que es propia de Latinoamérica, hasta la profunda desigualdad entre clases que aún afectan a la mayoría de los países de la región. En estos continúa siendo muy pequeña la movilidad social y la apertura de oportunidades para los sectores más bajos y desamparados.

Los roles de la mujer y el hombre

Los roles y estereotipos de género se han ido desdibujando en la actualidad si son comparados con los que se poseían hasta hace apenas 50 años. Un ejemplo de esto es, como se ha mencionado hasta ahora, la integración del género femenino al ámbito laboral y profesional.

En el pasado, la mujer asumía el estereotipo de “sexo débil” el cual debía ser protegido, era dependiente y tenía el objetivo fundamental de servir a la reproducción y crianza de los hijos. El hombre, por su parte, era el “sexo fuerte” que brindaba protección y proveía al hogar de recursos para subsistir.

Si bien esta realidad continúa en una gran multitud de hogares que mantienen el modelo de familia nuclear, hoy en día son muchos los hogares en donde mujer y hombre asumen condiciones, deberes y derechos iguales en su relación. Esto, sin embargo, no impide que sigan existiendo prejuicios sociales en contra de la mujer que asume funciones laborales.

Así lo demuestra el estudio realizado por Irma Arriagada y que se denomina “Familias latinoamericanas: cambiantes, diversas y desiguales”. En este expresa que: “las poblaciones consultadas apoyan que el papel fundamental de la mujer sea cuidar a su familia y a sus hijos, lo que se contradice con una tasa de participación económica de las mujeres”.

Pese a esta realidad, se continúa presenciando un cambio en el estilo de vida que llevaba la mujer. Es así como, desde el asumir compromisos laborales de forma equitativa al hombre, hasta responder en la crianza de los hijos y la manutención del hogar, actualmente los roles del hombre y la mujer en el contexto familiar se van mostrando más equitativos, aunque aún falte un gran camino por recorrer en la búsqueda de una equidad.

La dificultad del estudio de los hijos

Si se habla del desarrollo familiar, se debe hacer alusión a la crianza de los hijos y su desarrollo como individuos a través del ámbito educativo. Este punto continúa siendo uno de los más complejos en la familia mexicana.

Así lo plantea María de Ibarrola Nicolín en su investigación titulada “Los grandes problemas del sistema educativo mexicano” cuando expresa: “Aunque muchísimos jóvenes se inscriben en las universidades particulares (que las hay de todos los precios), muchos manifiestan de manera colectiva, públicamente, no tener recursos para pagar las universidades privadas y cuestionan la falta de oportunidades en las públicas”.

Esto, por supuesto, representa una dificultad enorme para las clases más bajas y vulnerables las cuales no logran tener las condiciones para que los hijos puedan formarse como profesionales. Este factor, claramente, promueve el estancamiento social y la desigualdad entre clases.

La satisfacción de no perderse en los roles y tener un negocio propio

A través de estas líneas se ha planteado la forma en la que hoy en día la mujer posee un nuevo escenario de vida distinto al pasado, pero que conlleva tanto a logros alcanzados como a nuevos desafíos por enfrentar.

Uno de los puntos más sobresalientes es, sin dudas, el deslinde que el género femenino ha logrado ganar a los roles que durante tantos años le fueron adjudicados. Afirmaciones como el “sexo débil” han quedado atrás para dar paso al posicionamiento de la mujer como una figura central de la sociedad que posee las mismas aptitudes y que debe tener iguales condiciones al hombre. El emprendimiento de la mujer se posiciona ahora como una forma central de este desarrollo. Tener un negocio, marca o iniciativa laboral propia es una forma de demostrar esa independencia al género masculino y a la sociedad entera que no solo se muestra como una realidad, sino que continuará creciendo en los años por venir.

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