La introspección para encontrar el sentido de la existencia
Por: Jorge Torres
Hermann Karl Hesse nació alemán en 1877 y murió suizo en 1962. Es uno de
los autores más reconocidos de la lengua alemana, ganador del Nobel, pintor y otras
habilidades.
A lo largo de mi vida adulta me he dado cuenta que soy de los pocos a quienes
no obligaron a leer El Lobo Estepario en la escuela, y estoy agradecido porque
cuando cayó en mis manos fue por interés genuino.
Hermann Hesse pertenece a una clase muy particular de filósofo: el
novelista.
A través de sus textos logré explorar dentro de mí, también lo lograron Emil
Sinclair, Siddharta, y todos los nombres. A diferencia de otros escritores,
Hesse no se obsesionó con la complejidad narrativa ni por pintar a detalle cada
piedra que pisó Narciso en el monasterio, sin embargo, la naturalidad con la
que transmite la intimidad de los pensamientos de sus personajes, nos hace
entender por qué piso cada piedra.
Aunque no parece explicarnos mucho, se entienden perfectamente sus
intenciones gracias a la vivencia que compartimos con sus personajes. Puede
parecer complicado, pero no es más que sólo un hombre introspectivo que nos
lleva de la mano a reconocer sus hallazgos sobre el sentido de la existencia,
de la sociedad y de lo que entendía de la vida y lo que no.
Parece ser un escritor que todos han leído, pero que pocos saben que cuestionó
fuertemente la guerra y que desde su pluma nos invitó a encontrar la plenitud
en la vida y a conocernos a profundidad.
Hesse influyó mucho mi pensamiento y tras cada obra suya que borro de mis
pendientes, más me siento identificado con él.
¿Qué hay de ti? ¿No cuestionaste el rumbo de tu vida como cuando Sinclair
decide seguir a Demian? ¿No te preguntaste si sabes lo que no quieres como
cuando Siddharta decide abandonar el comercio?
¿Te gustaría intentarlo?