En plena oscuridad
Sin duda estamos pasando por un momento sin igual en la historia de la humanidad. Llevamos encerrados varios meses por culpa de un virus aún imbatible y lo estaremos por algún tiempo más. Una época oscura para la posteridad.
Algunos salimos sólo para hacer las compras básicas, algunos no salimos de casa y otros tenemos que estar afuera por cuestiones de sobrevivencia. A todos nos afecta por igual, directa o indirectamente. No sé si a ustedes les haya pasado, pero a mí los días se me hacen mucho más oscuros y se debe a que salgo poco de casa y, a pesar de las ventanas de mi hogar, vivo en un ambiente lúgubre, o esa es mi percepción. Mucha oscuridad.
Esta clase de ambientes alimenta la imaginación de muchas personas, algunas la reflejan en sus pensamientos, otras en sus sueños, otras en sus fantasías, y están quienes la proyectan en obras de arte, cualquiera que sea la expresión; pintura, música, arquitectura, danza y, por supuesto: la literatura.
A finales de 1890 (agosto para ser más preciso), nació un niño en una familia burguesa en decadencia en Rhode Island, Estados Unidos, que cambiaría la literatura de ficción para siempre: Howard Phillips Lovecraft. De niño fue muy enfermizo y su padre murió lleno de alucinaciones en un hospital psiquiátrico en 1895, tal vez algo le heredó. Tuvo un desarrollo muy complicado bajo la tutela de su madre, quien le enseñó a despreciar a los de otra clase social y a los de otro color de piel. Si esto no es lo suficientemente oscuro no sé qué lo sea.
Bueno, esto no es una biografía. Dados los hechos mencionados, Lovecraft creció solo, rodeado de libros e ideas erróneas, pero en los primeros encontró un espacio para referir sus terribles pesadillas y las maravillosas ideas que creaba a partir de la lectura sobre mitología de otras épocas y sociedades, tales como la griega y la árabe.
Para quienes conocemos la obra de H. P., este preámbulo nos ayuda a entender la oscuridad de la estructura de sus mundos y la infinita malicia de sus monstruos. Lovecraft es considerado por muchos el maestro del terror literario. Creo que esto sí es lo suficientemente oscuro.
No hay que sumergirse en sus escritos para comprender la oscuridad que tuvo en su genio, sólo basta tomar cualquiera de sus cuentos para sentirlo y temblar con sus relatos. Mi favorito es El Terror de Dunwich. Cada vez que lo leo juro que puedo escuchar a la criatura conjugar en un idioma impronunciable y se me enchina la piel. Siempre trato de leerlo de noche, le da más sabor.
También recurro a él cuando me atoro en mis escritos. Lovecraft tenía una narrativa única y fantástica (no sólo en su contenido). La calidad de su pluma me ayuda a liberar mis trabas y me inspira a seguir adelante. También hay luz en la oscuridad, supongo.
La creatividad de Lovecraft nació de la oscuridad, de su mundo infernal, de sus pesadillas y de los contratiempos de la vida en su infancia. La pasó mal, pero salió adelante, al menos con la literatura. Como muchos otros genios murió pobre y sin reconocimiento, pero gracias a gente coherente que se esforzó por darlo a conocer podemos espantarnos hoy con sus relatos, y lo haremos por siempre.
¿Qué te ha dado esta oscuridad a ti? Toda semilla es germinable.
Artículo por: Jorge Torres