La tendencia que llegó para quedarse
Alejandro Herrera M.
En este siglo XXI estamos expuestos a múltiples distractores en un solo día. Con la llegada de la era digital en el marco de la Cuarta Revolución Industrial la posibilidad de estar plenamente atentos a una sola cosa es cada vez más difícil, esto implica la capacidad de concentrarnos y de estar conscientes del momento presente. Su importancia es relevante, citando al Dr. Joe Dispenza: donde está tu atención, está tu energía. Y parece que nuestra energía se ve dividida y fragmentada por el correo electrónico, WhatsApp, Facebook, Instagram, Twitter; y por las múltiples reuniones, juntas y roles que debemos cumplir. Por si esto fuera poco, sumemos ahora los tiempos que enfrentamos de pandemia que reducen a un solo espacio múltiples funciones.
Diversos estudios muestran que más del 47% de las personas pensamos en algo diferente de lo que hacemos al momento[1]. Esto significa que estamos ausentes pensando ya sea en el pasado o en el futuro mientras hacemos nuestras actividades. La mayor parte del tiempo tenemos la mente en lo que fue, o en su caso en acciones futuras, proyectos o decisiones por tomar, y nos lleva a situaciones de estrés por hechos o por la angustia de lo que será. Es importante resaltar que en el presente es cuando recreamos el pasado e imaginamos el futuro, lo cual genera una dificultad para tener la atención plena del momento.
Lo que sería la traducción más aproximada al concepto de mindfulness: estar en el presente de manera consciente. Se oye sencillo, pero si nos detenemos por un momento a reflexionar en el mismo, implica un cambio radical que genera grandes beneficios. Vale la pena señalar que esta es una de las enseñanzas de las corrientes filosóficas védicas de la India.
Incorporar
el mindfulness; la presencia y la conciencia en cada
momento para estar concentrados en cada una de las actividades que realizamos.
Ya lo decíamos al inicio, donde está tu atención está tu energía; y por lo
tanto tu conciencia. Los pensamientos que tenemos en un día promedio son
repetitivos, y son generados por patrones e ideas poco asertivas que nos
desgastan, haciéndonos víctimas de ellos sin dejarnos ver la realidad con mayor
claridad. Tu mente es tu propia liberación o prisión.
Esto no significa que pensar sea algo malo en sí (al contrario), lo que daña es cuando estos van de un lado
a otro sin un orden. En el Siglo XVI, Santa Teresa denominó a este fenómeno “la loca de la casa”, o bien, la escalada
imparable de pensamientos que nos niebla el entendimiento.
[1] Para mayor detalle véase el libro Mindfulness de la Harvard Business Review Press.
Para ordenar y calmar los pensamientos hay una herramienta —ahora considerada “new age” y muy trillada— que es la meditación, la cual sirve para desarrollar tu trabajo cotidiano con más concentración y lograr un mejor desempeño en tus actividades. Su función es generar un adecuado equilibrio entre el cuerpo, mente y nuestra relación con el entorno.
Uno de los puntos principales del mindfulness es tener la capacidad de aquietar los pensamientos en instantes que requerimos un profundo análisis para tomar decisiones. En este sentido, estudios científicos y universidades de prestigio han demostrado que la meditación es uno de los mejores aliados para sosegar los pensamientos y por ende, tener más claridad en nuestra mente.
La meditación es una actividad natural del ser humano, es hacer consciencia de la respiración. Basta con sentarte de manera relajada en una silla por un espacio de 5 minutos, cerrar los ojos y estar consciente del flujo de tu respiración. Cuando lo hagas, te darás cuenta que probablemente muchos pensamientos, sensaciones o emociones vienen a ti, esto es normal. La clave está en no juzgarlos y solo observar el ritmo de tu respiración, dejar pasar las ideas sin identificarte con ellas. Concientizar el ritmo de la respiración nos permite enfocarnos en el presente. Al principio probablemente divagues, posteriormente irás encontrando calma en tus pensamientos y una profunda quietud que te hará sentirte mejor.
El propósito de la meditación es darte un espacio para estar contigo mismo y reunir toda tu energía para habitar en el presente. Una hora adecuada para meditar es al iniciar o al terminar el día. No obstante, si tienes la oportunidad de realizarlo en algún momento en tu lugar de trabajo o a cualquier hora, es de bastante ayuda. Es un ejercicio que puedes aprovechar al tener una reunión importante, una entrevista, tomar una gran decisión o si requieres de concentración y transparencia en tus pensamientos.
La meditación te lleva a un estado que reduce el estrés, siendo este uno de los causantes más abrumadores e invisibles de diversas enfermedades del mundo actual. De tal forma, la meditación es parte esencial del mindfulness y nos lleva a un estado de quietud y paz interna que ayuda a reducir (o en su caso eliminar) el estrés. Si tomas tu tiempo para poder meditar al menos 5 minutos cada día, tus pensamientos serán más claros y tendrás una mejor capacidad de concentración sobre las actividades que desempeñas.
Es importantísimo tener la mayor claridad y lucidez posible en los pensamientos, más aún en estos momentos de gran tensión producto de la pandemia. El mindfulness, mejorará tus tareas cotidianas y te ayudará a mantenerte sano y salvo con atención total para poder enfrentarte a la “nueva normalidad”, en la cual tenemos que incorporar a nuestra vida las medidas de seguridad para evitar contagios de COVID 19.
Sin duda, nuestra mente es nuestra mejor aliada.