La capacidad de adaptación a los estilos de alimentación es vital para contrarrestar cualquier enfermedad, incluido la COVID 19
Artículo por: L.N. César Olguín Ríos – Universidad Iberoamericana -, maestría en Nutrición Deportiva – UVM -, y facilitador INA – Instituto de Negocios Amway -.
En esta ocasión quiero hablarles sobre algunos tipos de alimentación que existen, así como, sobre los fundamentos y mitos sobre estos. Antes de describir algunas de las dietas más utilizadas hoy en día, vale la pena mencionar que, ninguna de estas da resultados por sí sola, es una combinación de factores la que nos llevará a nuestro objetivo, como pueden ser:
- Tiempo que dedicas al ejercicio (en caso de hacerlo) por día, semana, mes y hasta años.
- Tipo de ejercicio, ¿tu rutina realmente está diseñada para alcanzar las metas que te has trazado?
- Tu edad, tu peso, tu peso libre de grasa, genero, si padeces o no alguna enfermedad.
Estos son algunos de muchos factores que pueden incidir. Otra cuestión que no podemos dejar de lado es la capacidad de cada individuo para adaptarse al estilo de alimentación que está eligiendo o que le están recomendando. En muchos estudios (1) se ha reportado que para cierto tipo de población, no hay diferencias significativas comparando una dieta cetogénica con una de distribución normal sin embargo, siempre dependerá del contexto y del tipo de población que se esté estudiando o analizando.
Dieta cetogénica
Se ha puesto muy de modo este estilo de alimentación, aunque sus primeros registros sean de 1921. Su principal fundamento es la reducción en alto porcentaje de los hidratos de carbono provenientes de los alimentos. Para una persona promedio, la recomendación es de 30 a 50 gr de consumo al día para mantener la cetosis en el cuerpo, este es un proceso que se realiza en el hígado a falta de reservas de glucosa en el cuerpo.
Los puristas de este tipo de alimentación, mencionan que se utiliza mayor cantidad de tejido adiposo gracias al seguimiento de este tipo de dieta, sin embargo, como veremos más adelante, no es el estilo de alimentación lo que nos ayuda a perder peso.
Otro mito que se maneja alrededor de la dieta cetogénica es que, es un estilo de alimentación pésimo para la salud, pero tampoco es así, ya que, llevada a cabo de manera adecuada y guiada por un profesional, puede ser una excelente herramienta en ciertos contextos.
Dieta vegetariana y sus variantes
Este estilo de alimentación tiene como principal enfoque, anular el consumo de alimentos de origen animal (según el abordaje que le de cada persona), ya que, hay algunas versiones de la dieta vegetariana que permiten el consumo de leche, sus derivados y/o huevo.
Actualmente se han realizado muchos documentales sobre los beneficios de este estilo de alimentación (en ocasiones tendenciosos), si bien es cierto que un mayor consumo de alimentos de origen vegetal nos brinda beneficios, a la fecha no hay ningún estudio bien trazado donde se reporten las ventajas de una alimentación 100% vegetariana comparándola con una alimentación omnívora.
Así como tampoco existen desventajas de llevar a cabo este estilo de alimentación en cualquiera de sus versiones, siempre y cuando se haga de manera adecuada, considerando el tema de las vitaminas minerales, fitonutrientes o cualquiera de esos nutrientes en los que nuestro organismo presente deficiencia, así como en la alimentación omnívora.
Dieta mediterránea
En este estilo de alimentación se incluyen, sobre todo, los hábitos que llevan a cabo las personas que viven en los alrededores del Mar Mediterráneo. Ese estilo de alimentación recibió hace poco tiempo, el título de “Patrimonio cultural de la humanidad” (2). Los hábitos más destacables de este estilo de alimentación son:
- El consumo de dos veces por semana de pescados.
- Consumo habitual de frutos secos como, nueces en todas sus versiones, cacahuates, pistaches etc.
- Así como el consumo habitual y variado de frutas y vegetales de diversos tipos y colores.
- Y actividad física habitual.
Sin lugar a duda, este estilo de alimentación ha sido demasiado estudiado, y considerando sus generalidades, podría llegar a ser una muy buena herramienta para muchas personas, entre ellos, deportistas de alto rendimiento; aunque una vez más, tendríamos que considerar el contexto asociado para cada persona, eso siempre será la clave para lograr los resultados que queremos.
En este artículo sólo enunciaré estos tres estilos de alimentación, aunque existen más dietas y herramientas. Cualquiera de las etiquetas que le queramos poner, finalmente habrá que concientizar que, para lograr resultados hay una serie de elementos que debemos considerar, tales como:
El déficit calórico, el superávit calórico, hábitos de descanso, consumo de frutas y vegetales y calidad de los alimentos que estamos metiendo a nuestro plato.
Existen muchos factores más allá del estilo de alimentación que estemos llevando. Un error habitual en las personas es pensar que el estilo de alimentación nos dará el resultado final, cuando en realidad es la suma de todos los factores; otro error es no calcular de manera adecuada el tamaño de las porciones, o peor aún, no estar consciente de que las porciones tienen mucho que ver en los resultados finales. Recordemos que existen alimentos que en grandes porciones tienen pocas calorías, como es el caso de la lechuga o espinaca. Pero hay otros alimentos que en una porción pequeña contienen muchas calorías, como son las nueces o las almendras, siendo este tipo de alimentos muy reconocidos por los beneficios que tienen en grasas esenciales para el funcionamiento de algunos sistemas del ser humano.
Espero que en este 2021, cuando estemos cada vez más adaptados a esta nueva normalidad, podamos alcanzar nuestras metas referentes a composición corporal.
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1Pérez-Guisado Joaquín. Las dietas cetogénicas: fundamentos y eficacia para la pérdida de peso. ALAN [Internet]. 2008 Jun [citado 2020 Dic 04] ; 58( 2 ): 126-131. Disponible en: http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0004-06222008000200002&lng=es.
2 (2013, 12). La dieta mediterránea. UNESCO.ORG. Obtenido 12, 2020, de https://ich.unesco.org/es/RL/la-dieta-mediterranea-00884