No solo es vencerlo físicamente, también psicológicamente: COVID-19
Por: Revista Potencial Humano
La pandemia causada por el COVID-19, es catalogada por algunos expertos como una guerra biológica en contra del virus que nos mantiene aislados todavía al día de hoy, y que ha tenido un cambio radical en nuestra realidad.
Seguimos escuchando sobre las medidas que los gobiernos toman en rubros como salud pública (hablamos de crisis sanitaria), repercusiones económicas, incluso llegamos a escuchar sobre una posible guerra política, pero pareciera que se deja a un lado un tema fundamental: la salud mental.
Quienes logremos continuar en esta vida, estaremos siendo puestos a prueba una vez más, ya que vivir desde hace tiempo en confinamiento (que parecen años), ver la transformación de la situación global, hasta presenciar la muerte de seres queridos, nos dejan huellas psicológicas que alteran nuestra salud mental. Y esta prueba va para toda la población en general sin excepción, incluidos los profesionales de la salud, que también se encargan de ayudar a mantener el orden.
Estamos de cabeza, porque nuestra vida personal, social y laboral han sido trastocadas de manera importante. Parece que cuando alguien menciona que pronto regresaremos a la normalidad, nuestro cerebro quiere creer que todo será como alguna vez lo fue; pero no es así. El regreso (cuando la vacuna esté disponible para todos) será para encontrarnos con una nueva realidad muy distante de lo que hoy mismo estamos imaginando. Nuestro contexto personal y social tendrá un cambio profundo, así que, es menester atender desde ya los retos psicológicos que tenemos por delante.
Consultamos a una especialista (Pedagoga y Terapeuta Familiar) para preguntarle sobre qué vías debemos trabajar para contrarrestar los estragos psicológicos originados por la pandemia. Hicimos un resumen y acotamos las principales recomendaciones que obtuvimos. Esperamos que sean de utilidad.
El primer punto, es darse cuenta de que no estamos solos, no es una “guerra” que estemos peleando individualmente. Esta pandemia es mundial y como tal ha afectado a millones de personas. Sentir inseguridad, angustia o estrés, es normal. “Hay que recordar que no estás solo, hay mucha gente con los mismos problemas cerca de ti”, así que, pide ayuda y habla. La suma del esfuerzo de todos nos hace más fuertes. Hablamos incluso del duelo por la pérdida de un ser querido a causa del virus referente, ya que el dolor aumenta por el hecho de no poder despedirnos de ellos, y mucho menos celebrar funeral alguno. Estos hechos complican aún más trabajar el duelo.
Como segundo punto, nos recomienda no saturar nuestro cerebro con información irrelevante. Esto es, ser concretos y dar una respuesta frontal día a día. Debemos evitar demasiados contenidos (noticias, informes), ya que, el exceso provoca que nuestro cerebro imagine un sinfín de escenarios fatalistas. Mejor confía en un par de fuentes para obtener información segura, realiza los protocolos sanitarios (cuídate) y no te expongas si no es obligatorio. Esto restará angustia y estrés.
La siguiente recomendación es crear nuevas rutinas que te hagan sentir bien. Si ya no vas a tu lugar de trabajo (o vas algunos días), si no puedes salir a distraerte o a pasear, crea una nueva rutina que poco a poco te haga sentir seguro, ya que, al hacerlo, tomarás el control de la situación actual, y la angustia y ansiedad disminuirán. Mantén siempre las recomendaciones sanitarias. Y por supuesto, intenta dentro de lo posible, hacer activación física y comer saludablemente. Continúa con las actividades que hasta hoy te producen tranquilidad o satisfacción.
Otra medida que nos menciona es practicar técnicas de meditación. “Es relativamente fácil, ya que debes centrarte únicamente en las cosas que puedes controlar, en las cosas que están a tu alcance, y que sabes que si las realizas, estarás seguro y alejado de la enfermedad”. La incertidumbre del futuro nos genera ansiedad y la pandemia vino a exponenciarla. Así que, analicemos únicamente lo que podemos cuidar y resolver. Los pensamientos positivos generan energía positiva.
Por último y no menos importante: encontrar temas diversos para hablar en convivencia. Hay que procurar entablar una relación con la familia y amigos de platicas con temas alternos que nos alejen —o al menos nos hagan olvidar un poco— del contexto que estamos viviendo, porque en todos lados escuchamos sobre la pandemia. Si la ansiedad y la frustración interfieren en tu vida personal, laboral o social, es preferible consultar a un profesional en salud mental, ya sea un psicólogo o psiquiatra, dependiendo el caso. Un tratamiento correcto con seguridad ayudará a recuperarte y a canalizar las emociones que están atrapadas dentro de ti.
Los traumas que estamos enfrentando o enfrentaremos son una amenaza para nuestra integridad física y mental. Así que debemos atender a la brevedad cualquier cuadro de ansiedad o de estados depresivos que presentemos para evitar riesgos mayores, nuestra especialista nos mencionó: trastorno por estrés postraumático, trastorno de estrés agudo, trastornos adaptativos, trastorno depresivo mayor y trastorno de ansiedad. Todos somos vulnerables. Hagamos uso de la resiliencia, esa capacidad tan mencionada últimamente para intentar convertir nuestros traumas en desafíos, para salir fortalecidos, y superar una vez más, una enorme prueba.