Las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMEs) constituyen la columna vertebral de la economía mexicana, desempeñando un rol insustituible en la generación de riqueza y estabilidad social. Su impacto positivo se traduce en la generación del 41% del empleo formal y el 39% de los ingresos formales del país.
A pesar de su magnitud e importancia sistémica, el sector PyME opera bajo una fragilidad estructural alarmante. Las estadísticas de supervivencia pintan un panorama de extrema volatilidad, en donde el 52% de estas empresas cierran antes de cumplir dos años, solo el 26% alcanza los seis años, y apenas un 14% logra superar una década. Ante este panorama, la capacidad de resiliencia y adaptación se convierten en elementos clave para su supervivencia a largo plazo.
El análisis de MetLife México, reflejado en el estudio «PyMEs en México: Impulsar al talento para consolidar su crecimiento», como parte del Employee Benefits Trends Study, identifica cuatro grandes retos que ponen a prueba esta resiliencia: la presión de un mercado desafiante (66%), la inestabilidad de los ingresos (64%), la atracción de talento calificado (62%), y la necesidad de innovación y tecnología (37%).
Ante la complejidad de los retos económicos y de mercado, sobre los cuales las PyMEs tienen injerencia limitada, la gestión estratégica del capital humano emerge como el principal elemento de solución controlable y directa para su consolidación y supervivencia.El talento, por lo tanto, deja de ser un recurso operativo para transformarse en la variable estratégica que impulsa el crecimiento sostenible. La implicación directa para los tomadores de decisión es clara: invertir en capital humano y bienestar no es un gasto, sino una decisión fundamental de gestión de riesgos y competitividad empresarial.
El estudio de MetLife revela que las PyMEs exhiben una notable capacidad para retener a sus colaboradores, alcanzando una tasa de retención del 81%, un porcentaje superior al 75% observado en las grandes corporaciones. Sin embargo, al examinar la calidad de esta permanencia, solo el 52% de los empleados de PyMEs recomendaría su lugar de trabajo. Existe una brecha significativa en la experiencia del empleado, evidenciada por el hecho de que las grandes empresas superan a las PyMEs en el nivel de recomendación por un margen del 18%.
Esta discrepancia sugiere que la alta tasa de retención no es necesariamente un resultado de la lealtad ni de un compromiso activo. La permanencia puede estar influida por factores como el nivel educativo medio de los colaboradores o la falta percibida de alternativas laborales inmediatas, especialmente en un contexto de alto estrés financiero.
Cuando el talento permanece, pero no está satisfecho ni comprometido, se genera un riesgo operacional latente. Este talento se irá tan pronto como una oportunidad mejor se presente. Esto requiere un enfoque deliberado en mejorar la propuesta de valor al empleado y abordar las fuentes de insatisfacción subyacentes.
Redefinir la propuesta de valor al empleado
La gestión del capital humano, como eje estratégico, debe centrarse en fortalecer el bienestar emocional y financiero de los colaboradores. La insatisfacción y la baja recomendación se correlacionan directamente con las preocupaciones personales que desvían la atención e impactan en la productividad.
Las preocupaciones primarias de los colaboradores son el estrés financiero, encabezando la lista con un 41%, seguido por los problemas de salud (21%) y la necesidad de acceso a atención médica de calidad (17%). Un colaborador que experimenta una preocupación financiera significativa o incertidumbre médica tiene su enfoque productivo disminuido, lo que se traduce en mayor ausentismo, menor concentración y, en última instancia, riesgos en la operación.
Al mitigar el riesgo individual de catástrofes financieras o médicas, la empresa está invirtiendo en la continuidad del negocio con un retorno cuantificable en la disminución de la rotación, el aumento de la moral y la mejora general del clima laboral.
MetLife México en su estudio subraya que las soluciones de protección son instrumentos clave que aportan estabilidad y disminuyen el estrés económico de los trabajadores. El seguro de Vida y el seguro de Gastos Médicos Mayores han trascendido su papel tradicional.
La adopción de seguros genera retornos positivos tanto para el empleador como para el empleado. Desde la perspectiva del empleador, los principales beneficios percibidos se centran en la gestión de talento y la reputación corporativa, es decir, mayor satisfacción y motivación de los colaboradores (48%), la atracción y retención de talento (46%), y la mejora de la imagen corporativa (33%).
Alfredo Muñoz, vicepresidente del Negocio de Beneficios para Empleados de MetLife México, destacó que «los seguros, sobre todo de vida y de gastos médicos mayores, dejan de ser beneficios secundarios para convertirse en herramienta clave de retención, productividad y resiliencia empresarial para las PyMEs».
Para el colaborador, el valor se traduce directamente en seguridad personal y familiar, abordando sus temores más apremiantes como la tranquilidad ante imprevistos (58%), protección financiera para la familia (55%), y acceso a atención médica de calidad (46%). La inversión en instrumentos de protección se vincula directamente con los factores que fortalecen la resiliencia organizacional.
El estudio revela que más del 90% de las PyMEs estarían dispuestas a ofrecer seguros si existieran productos adecuados a su capacidad económica y a las necesidades de su operación. Es decir, para poder ofrecer y administrar seguros y planes de retiro, la PyME debe necesariamente profesionalizar sus procesos de capital humano.
Este nivel de profesionalización interna hace a la PyME más robusta, más transparente y apta para escalar y cumplir con los estándares de calidad y gobernanza exigidos por las grandes cadenas de valor, lo que permite pasar de la resistencia a una fase de crecimiento y desarrollo sostenido.
En definitiva, la supervivencia de las PyMEs mexicanas no depende de resistir, sino de gestionar su recurso más valioso con visión de futuro. El capital humano, cuando es protegido y valorado estratégicamente, se convierte en el motor insustituible que define la resiliencia y consolida el crecimiento en un mercado desafiante.
